Después de que desayunamos con los
panes dulces con unos platos de huevos, abrimos los regalos debajo del árbol
tomando turnos. Cuando terminamos con los regalos, los adultos toman una siesta
de digestión mientras que los niños juegan con los juguetes nuevos. Cerca de la
una, nos preparamos para comer de nuevo. El almuerzo de Navidad es la comida
principal del día y una de mis partes favoritas. El almuerzo se constituye
principalmente de patatas con queso, famosas de mi abuela y jamón de miel. Las
patatas tienen un lustre de oro y el jamón es muy jugoso con un olor dulce. La
mesa está llena de varios platos como ensalada de fruta fresca, pan con
gelatina, y judías verdes. La Navidad es el único día en que mi abuela prepara
la mesa con su loza china fina que ella recibió de su abuela cuando era más
joven. Los platos son muy elegantes con una racha de playa alrededor. Siempre
tenemos que tener muchísimo cuidado cuando comemos para que no se rompa un
plato, como hizo una de mis tías.
Después de almorzar, siempre
lleno mi plato tanto que no puedo ver más la loza china. Cada año hago lo
mismo, y cada año mis ojos son más grandes que mi estómago. Mientras que
comemos, el comedor está en silencio. Lo único que se puede oír es la
masticación de la familia comiendo, todos abrumados por los sabores ricas.
Después de que comemos la comida principal del día, todos están llenos de
comida y listos para relajarse y algunos toman otra siesta.
Este
día de comer siempre es diferente al de las otras celebraciones. Comemos
despacio para que tengamos nota de la energía y la calidad que está en la
comida. Es un día especial debido a la combinación de sentimientos que nos dan
la comida, la familia, y nuestra religión.